En la historia se menciona a tres reyes que siguen una estrella para adorar al niño Jesús en Belén. En la Biblia, no los denominan reyes sino que se dice que son “Sabios de Oriente”. En muchas cortes de Oriente, los astrólogos solían hacer las veces de asesores sacerdotales, expertos en el arte de la magia, desde entonces, los tres magos han sido interpretados como reyes.
Según el Evangelio de Mateo, una brillante estrella guió a los reyes magos desde Oriente hasta el lugar donde se encontraba el niño Jesús y al entrar a la casa, se arrodillaron ofreciéndole presentes de oro, incienso y mirra.
El rey Herodes había oído rumores del nacimiento de un nuevo rey y celoso buscó al bebé, los tres magos, se detuvieron en el palacio de Herodes de camino a Belén y el rey les pidió que le hicieran saber dónde estaba este niño recién nacido, para poder ir a “adorarlo”, sin embargo, en un sueño, se advirtió a los Reyes Magos de que no regresaran, de forma que volvieron a su tierra por otro camino y nunca se volvió a hablar de ellos.
Las narraciones posteriores de la historia identificaron los nombres de los magos y sus tierras de origen: Melchor de Persia, Gaspar de la India y Baltasar de Arabia. Sus presentes también tenían significados simbólicos especiales: el oro representaba la condición de Jesús como rey de los judíos; el incienso, la divinidad del niño y su identidad como Hijo de Dios; y la mirra se refería a la mortalidad de Jesús. Las representaciones de la Navidad hacen parecer que los tres Reyes Magos se presentaron en Belén en Navidad, pero las celebraciones tradicionales sitúan su visita 12 días después. La conmemoración oficial de la llegada de los Magos, denominada Epifanía o día de Reyes, se celebra el 6 de enero.